“Sorda, bollera y feminista”: la paradójica inclusión que todavía se basa en las etiquetas
Por Albert Roll · 18/05/2023
Nadie habla de si Pilar Lima tiene la formación, la experiencia, el talento o la capacidad para ser una alcaldesa competente en Valencia. Eso no da votos, no llama la atención.
¿Deberíamos darlo por hecho?
El discurso político siempre cumple una única función: captar votos, sobre todo reafirmar los de sus adeptos evitando que se abstengan.
Pero no de cualquier manera.
Más bien dando la nota.
Ojo: es necesario, pero es triste.
Hay que polarizar a las masas para que piquemos el anzuelo y entremos en la polémica.
Lo importante es sacar a flote nuestros ideales superficiales, pero seguir anclados a la voz de nuestro amo.
Qué más da si la alcaldesa es bollera o feminista.
Lo que se le exige es que no sea sorda a las peticiones de esa ciudadanía que se postula como sensata y pasa de etiquetas, además de discursos más o menos histriónicos.
Está muy bien que para que se nos escuche tengamos que soltar panfletos y propaganda de vez en cuando, ya que somos tan gilipollas que lo necesitamos, pero tampoco abusemos de este sistema de comunicación política tan de moda, porque se suben al carro los “hunos” y los otros y al final pasamos de todo.
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